Hola amigos y amigas, quiero compartir con ustedes, algo que sucedió en mi vida, sobre cómo una voz me salvó la vida.
Era un día de trabajo, me encontraba visitando en un centro comercial. Y mientras lo hacía, me llamó la atención una película que estaban transmitiendo para el público y, estando con tanta gente, grande fue mi susto cuando la tierra empezó a temblar.
Pues, yo tan joven, nunca había experimentado un terremoto y, al ver a la gente que salía apresuradamente, yo opté por hacer lo mismo. Cuando Salí, las calles estaban alborotadas de gente y como a mí en la escuela me enseñaron, que lo mejor era hacer un círculo o pararse en las columnas de construcción.
Así lo hice, estuve en una esquina donde supuestamente estaba a salvo, pero alguien me decía sal, corre, muévete... Yo no lo veía, pero lo sentía y más nervioso me puso. Entonces, haciendo caso a esa voz salí corriendo afuera. Corrí y corrí hasta que todo pasó. Yo tenía que regresar para poder embarcarme, ir a ver a mi familia, pero grande fue mi sorpresa, cuando pasé por el lugar donde estaba yo situado, se habían cedido sillares, los cuales me hubieran caído en la cabeza donde estaba parado.
Ese fue el momento, donde yo me di cuenta, que fue mi Dios el que me salvó. Él nunca nos abandona. Hoy en día, esa es una experiencia mía para recordar y yo ahora estoy siempre con mi Señor.
En la parroquia “El Buen Pastor” estoy preparando jóvenes en la catequesis y doy siempre gracias a Dios por mi madre, quien fue la que me inculcó que Dios está siempre en mi vida. Amigos y amigas, Dios nos necesita y se muestra de muchas maneras. Por lo tanto, date un tiempo en tu vida cotidiana para Él, y si todavía no lo has encontrado, búscalo. Hay personas que te pueden ayudar, como por ejemplo, sacerdotes, mujeres consagradas o simplemente una persona que participa en la parroquia. Sí, adelante y no teman porque hay gente que esta orando por Ti y por mí.
Christian Manuel Sánchez Rodríguez
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